martes, 27 de diciembre de 2011

sol de otoño y carne de membrillo

a la primera parte del desayuno, con el cuenco del membrillo al centro, le falta todavía el yogurt, el café o té, el pan....
Cada año, en octubre, compro granadas y membrillos ( de Antonio, nuestro verdulero ecológico de Prado del Rey) que adornan el frutero durante semanas aunque las granadas se van desgranando poco a poco en los desayunos y en las ensaladas. El granado y el membrillo son dos árboles hermosos, con frutos casi opuestos en forma, textura, anatomía y color pero que siempre llegan y se van juntos. Sus frutos son otoñales y nos recuerdan uno de los secretos de la armonía de la naturaleza: la paciencia. Las cosas suceden cuando tienen que suceder y maduran cuando tienen que madurar.

A finales de otoño reservo un día para hacer la carne de membrillo que ameniza los desayunos de los clientes en La Casa Grande ( con queso también está muy rica). Aunque en realidad a mi me sale un dulce que que no es tan compacto como la carne de membrillo al uso. Con los años he ido encontrando mi propia receta que a mi me gusta llamar codonyat, así se llama en catalán de codony ( membrillo), y  que os brindo a continuación:
  1.  Después de lavar cuidadosamente los membrillos, los pongo a hervir con agua hasta que estén un poco cocidos.
  2. Se cortan se pelan y se les quitan los corazones. Los trozo de pulpa se ponen a un lado y en el otro las pieles y los corazones que estén bien. (Aquí Laura me ayudó pelando y troceando).
  3. Se aprovecha la primera agua para poner a cocer las pulpas con azúcar moreno ( ecológico), un limón ( también eco) partido por la mitad, la piel de otro limón, unos tres clavos de olor y unos cuatro trozos grandes de canela en rama. Para los membrillos que se ven en la foto, este año, he usado un kilo de azúcar pero eso es al gusto de cada cual.
  4. Aparte, en un cazo, se hierven las pieles, los corazones ( se puede añadir una piel de manzana) con un poco de agua, pues todo ello desprende mucha pectina que es un espesante natural. Los trozos de la olla principal van cociéndose y se van removiendo de tanto en tanto. Al rato, se le añade el líquido, que habrá reducido, del cazo de las pieles. La textura y el color se transforman. Hay que vigilar que no se pegue. Al cabo de unas horas, ( se pueden aprovechar para ir leyendo junto a los fogones o mirar el paisaje por la ventana que en mi cocina siempre es un placer) la pulpa empieza a hervir con unos hoyuelos, como volcánicos, que salpican y te pueden hacer una bonita quemadura.
  5. Han pasado unas 7 horas desde que empecé la labor, y ya está casi a punto. Retiro los trozos de limón y la canela y con el brazo del robot remato la faena de convertir la pulpa en puré.
  6. Cuando la carne de membrillo ha enfriado, se pone en tarros, mejor de cristal. Nosotros los congelamos y los vamos usando durante el invierno en los desayunos para deleite de nuestros huéspedes.
elena posa

limpios y listos para pasar a la olla
si se hierven
 un rato los membrillos enteros se cortan y pelan mejor
Laura se ocupa de pelar y pulir los trozos medio cocidos
aquí ya me toca de nuevo: remena nena
canela en rama, limón y, aparte, se hierven los corazones y las  pieles para  pasar el caldo resultante  a la olla principal
sigue cociéndose poquito a poco
remueve que removerás
al cabo de algo más de 7 horas de elaboración el membrillo está casi listo
unos tarros se guardan en la nevera y otros se congelan 
la carne de membrillo o codonyat ya está lista para el desayuno de los clientes

viernes, 23 de diciembre de 2011

solsticio en amarillo




Hay un par de días entorno al solsticio de invierno en que el tiempo parece suspendido. Hoy hemos subido con la gata, Aurelia, a ver como se disipaba la niebla matutina que envolvía Arcos y la peña, como si fuera un castillo encantado.

Hemos saludado a lo limoneros luneros, que son tan fértiles, y nos hemos dejado acariciar por el sol. ¡Bienvenido invierno, tiempo de limpieza y renovación!




los últimos girones de niebla se derraman por la peña

Aurelia a media mañana vigilando los limoneros





Aurelia disfruta del último sol de la tarde

viernes, 16 de diciembre de 2011

Brindis de objetivos


Como se dice, nunca es tarde si la dicha es buena. En 2009 La Casa Grande estableció un concurso de fotografía. El premio consistía en alojarse en el hotel, pero los ganadores, que son amigos y miembros de la asociación de fotografía de Arcos, Focal, no se pusieron de acuerdo hasta hace muy poco en las fechas. Querían venir para estar juntos y hacer muchas fotos. Juan Mariscal ganó el primer premio y Manolo Gutiérrez, el segundo ( ver las fotos del concurso en la entrada de este blog del 26 de junio de 2009).

El 12 de noviembre, casi dos años después, encontramos una fecha que les conviniera a todos y ahí lo celebramos. Desde antes de comer hasta el día siguiente. Con risas, vino, amistad, disfraces y los objetivos al rojo vivo de tantas fotos como hicieron. Y con ganas de repetir. El concurso, claro está y brindis como estos. A principios de 2012 convocaremos una nueva edición. La foto de cabecera es de Juan y, a continuación he colgado las que me han mandado: primero las de Juan, luego las de Estrella Serrano ( que las ha titulado) y a continuación las de Manolo. Cuando Diego Silva envíe las suyas quizás hagamos otra entrada en este blog para celebrarlo.
Una recomendación, con fotos tan exquisitas y tan bien  tratadas - no como las que yo suelo colgar en este blog- os sugiero, por si no lo hacíais ya, que le deis un clic a cada imagen para que se ponga grande y verla como se merece. De nada.
Manolo, Estrella, Basti, Diego, Elena y Rocío
la foto es de Juan, claro
Manolo y Estrella
Diego y Rocío
Desayunando: Manolo, Estrella, Juan, Diego, Rocíoy Basti  
Anochecer en la terraza
 Juan Mariscal
Estrella trajo vestidos de disfraces....
Foto de Juan Mariscal



cuandotesientasconalguien
Estrella Serrano

estándanzandopartículas
buensitiopararesguardarse

esaluzcegadora
Manolo, fotografiado por Estrella en El Soberao
paralzarelvuelo
Rocío




Manolo Gutiérrez. La terraza al anochecer


Diego en la terraza visto por Manolo


en mi vestidor
Rocío, Basti y Estrella

martes, 13 de diciembre de 2011

lunes, 12 de diciembre de 2011

la felicidad de las cabras


Daniela es una mujer suiza que  hace unos veinte años se enamoró de una hermosa finca en Prado del Rey, a los pies de la sierra del Pinar, y se instaló en ella con su pareja en aquel entonces. Le recordaba los parajes de su suiza natal en verano. Ahora es una reputada criadora de cabras felices y ecológicas. Unas pocos se dedican a carne de lechal, del grueso del rebaño se extrae leche con el que se fabrican buenos quesos. Daniela no sabía nada de animales pero aprendió casi todo sobre las cabras y  ha instalado un rincón paradisíaco donde las cabras - y unos cuantos cerdos, caballos y burros - viven felices.

Me habían hablado de ella y de su paraíso en la naturaleza. La finca está a unos 30 minutos de La Casa Grande y los sábados suelo ir a comprar las frutas y verdudas ecológicas certificadas de Antonio en Prado, para los clientes del hotel (ver entrada junio 2010). Visitara Daniela  junto con mi amiga Marga fue una sorpresa y un placer al ver, al comprobar cuantos islotes de felicidad y buen hacer existen en nuestro entorno. En sus cabras no sólo se controla la alimentación- el pienso que se les da es estrictamente ecológico- sino también la medicación  que no contiene antibióticos. Daniela las apoya con omeopatía. Recién nacidas y abuelas conviven en su rebaño. Y sobretodo las envuelve con su cariño, bondad, generosidad y profesionalidad.

Sabía ya de algunas de las cosas excelentes que produce Daniela por ahora degustado alguno de sus cabritos- que se pueden comprar en Prado del Rey- y porque el queso La Cabra Verde, que elabora una mujer austríaca, Angélica, en una finca de Arcos, se produce con la leche de sus cabras. El queso de La Cabra Verde ha sido merecedor de diversos premios y lo servimos con tomate- también ecológico- o con anchoas hechas en casa como tapa en La Casa Grande. Verla ahora en su habitat, llena de vitalidad, junto a su casa magnífica y rodeada de sus animales queridos ha sido una experiencia aún más reconfortante.

 Como sucede a menudo, acercarse más a las cosas que nos atraen o nos gustan, verlas como toman sentido en el trabajo, en su entorno, nos ayuda si no a entender, sí a apreciar la armonía de los seres en su quehacer, con lo que nos rodea, en ese pequeño milagro cotidiano. Gracias Daniela. Gracias a la vida.
Margarita a la entrada de la finca Las Micaelas, en Prado del Rey
paseo matutino


Entrada de la guardería

Daniela tiene muy claro que ella se va a quedar




ella, jugando en la guardería una de las cabritas más cariñosas 
la benjamina del rebaño
sala de muñido con presebres para el pienso ecológico
las cabras se afanan en el bloque con sal y oligoelementos




mientras comen se aprovecha para muñirlas







...y de esta leche se produce el estupendo queso que se puede saborear en La Casa Grande



algunas esculturas hechas por su ex pareja se encuentran en la finca. Esta, captada al entrar y al salir, está en la cancela