Seguimos con los detalles. Paseando por el barrio gótico de Barcelona encontré una tienda especializada en telas japonesas. Parece curioso pero así es. Siento debilidad por las telas y allí donde viaje me afano por traerme bonitos tejidos a los que luego, poco a poco, voy encontrando una aplicación. Y si no, están ahí en el armario y las miro de vez en cuando por el simple " plaisir des yeux" y del tacto. Tengo telas de Egipto, Jordania, Túnez, Marruecos, Senegal (las trajo una amiga), Nepal, India, Turquía, Siria, Indonesia, Irán o Uzbequistán. Pero estas telas japonesas de algodón me dejaron perpleja, eran una atinada combinación de tradición y modernidad y son preciosas. Como suele ocurrir pensé en brindarselas a nuestros huéspedes, ¿ porqué no hacer almohadones que destacaran sobre los que ya hay en las camas? Alicia los ha confeccionado y ahora proporcionan una mullida nota de color en diversas habitaciones. Amy Linhart, amiga y entendida diseñadora y costurera, sólo al verlas me dijo que algunas eran de Echino, uno de los diseñadores japoneses de telas que más le gustan. Miré el orillo de la tela y efectivamente ponía la firma: Echino. Dos habitaciones tenían ya sus almohadones hechos en casa con telas traídas de Damasco hace varios años. Dos estilos de tejidos completamente distintos.
| este es unos de los estampados del famoso Echino |
| además de los almohadones el "cuarto y mitad" luce también colchas nuevas confeccionadas por Alicia |
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| una de las telas que traje de Damasco |
| otro estampado damasceno |


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