Iris Azquinezer llenó La Casa Grande de música y de público que se deleitaron con ella y con Bach. Era la presentación de su CD Azul y jade y más ochenta personas acudieron para escucharla, amigos, vecinos y clientes llenaban el patio, y se ubicaron la biblioteca, el salón, el zaguán, las escaleras y la sala del ordenador. Fue una velada mágica. Con esa capacidad de comunicación que Azquinezer derrocha, tocó fragmentos de una de las suites y algunas piezas suyas. La música vibró de corazón a corazón bajó la cúpula de cristal de la mano de Iris. Si, como decía su madre María Escribano, la música es Alquimia y Encuentro, hubo Encuentro esta tarde desde nuestro patio.
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| Con Iris, el sábado, después de un paseo por la playa |
