lunes, 13 de abril de 2015

dentro de nosotros cantan los pájaros...


En la primavera parece que reproducimos abreviadamente todo nuestro ser, las metamorfosis de nuestro ser, materia y espíritu, antes de llegar a nuestra forma humana. La gran alegría de volver a ser todo lo que fuimos nos exalta desde las madrugadas, cuando los pájaros, iguales a los pájaros que éramos, nos llaman en nuestro antiguo idioma que casi volvemos a entender en nuestro sueño de hombres. 


Salimos a la vida libre y todo lo reconocemos en nosotros. Nos gustan como nuestras las piedrecillas mojadas, los olores de las yemas, de las hierbas, de las flores, los recordamos como nuestros. Nuestra voz toma fáciles tonos inesperados de agua, de viento, de fronda. Nos paramos como un árbol a la orilla, el agua nos sonríe con nuestra misma sonrisa, no tenemos la prisa del reloj. Entre nuestras piernas-arbustos corre el agua, nuestras miradas son como bellas flores, nuestro pecho, nuestra boca es fruta, nuestro movimiento tiene facilidad, ondulación de aire, de rama.




Dentro de nosotros cantan los pájaros como cantaron cuando éramos árboles y cantamos nosotros con la seguridad del agua o los pájaros. 

 Somos una breve primavera condensada. Con su renacer nos hace renacer. Nos brota de todo lo que fuimos antes de ser carne humana, nos saca en todo como ella.  Nos sobra la ropa, la tiramos, nos acariciamos nuestro cuerpo con la leve sensibilidad exaltada de la verdadera vida, la vida de puro verde, de limpio azul y de vivo oro.

Juan Ramón Jiménez


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